Viaje a #TierraSanta – El Monte de los Olivos
¿Ya has oficializado tu inscripción? ¡No olvides hacerlo pronto porque el plazo para realizar el primer pago e inscribirse termina el 31 de enero! Si ya has cumplido con todos los pasos, entonces, siéntate y relájate porque esto te va a interesar.
¿Tienes el itinerario en la cabeza? ¿Conoces los lugares por lo que vamos a pasar en Jerusalén? ¿Todavía no? En el siguiente enlace te dejamos el díptico en PDF con toda la información relativa al itinerario. Pero como sabemos que esto no es suficiente para algunos de vosotros, desde la Pastoral Universitaria hemos querido crear nuestro propio itinerario de oración y reflexión sobre los lugares que vamos a pisar. ¿Te animas?
Y recuerda, si no te has inscrito aún tienes hasta el 31 de Enero para hacerlo. Tienes toda la información que necesitas en esta entrada y estamos a tu disposición para cualquier consulta. ¡No dejes pasar esta oportunidad única!
Hoy queremos comenzar con el primer lugar que visitaremos: el Monte de los Olivos. ¿Qué mejor lugar para comenzar nuestro viaje que este donde Jesús acudía en repetidas ocasiones para rezar a solas?
Información básica:
El «Monte de los Olivos» (808 m) se alza al este de Jerusalén y separa la Ciudad Santa del desierto de Judá, que, desde aquí, comienza a descender hacia el mar Muerto.
El valle del torrente Cedrón, que circunda Jerusalén por el este, separa el monte de los Olivos de la ciudad y del cercano monte Sión, situado más al sur; desde este último se dirigió Jesús a Getsemaní, después de la Última Cena, atravesando el valle.
En dirección norte desde el monte de los Olivos se encuentra el monte Scopus (820 m), que alberga actualmente la sede de la Universidad Hebrea de Jerusalén. La cima del monte de los Olivos ofrece sin duda la perspectiva más encantadora de la Ciudad Santa: desde allí y a simple vista es posible contemplarla en todo su esplendor.
Los olivos que desde hace milenios crecen en las laderas del Monte le han dado el nombre que lo identifica hasta el día de hoy. Con todo, la tradición judía lo conoce también como el «Monte de la Unción», porque los reyes y los sumos sacerdotes eran ungidos con el aceite obtenido de sus olivos. A partir del siglo XII, los árabes lo denominan «Yébel et Tur», expresión de origen arameo que significa «la montaña por excelencia» o «monte santo». Hoy lo llaman simplemente «Et Tur».
En realidad, el monte de los Olivos está formado por un conjunto de tres alturas de las que descienden las pronunciadas cuestas que conducen hacia el valle. Al norte se encuentra el «Karmas-Sayyad» (Viña del Cazador), de 818 m de altura; en el centro, el «Yébel et Tur» (Monte Santo), de 808 m; hacia el sur-oeste, al otro lado de la carretera que va de Jerusalén a Jericó, se localiza el «Yébel Baten al-Hawa» (Vientre del Viento), llamado también Monte del Escándalo, con 713 m de altura.
(Extraído de: Santuario Getsemaní)
Grandes acontecimientos:
En el Monte de los Olivos, lugar al que Jesús acudía para rezar, tuvieron lugar grandes acontecimientos de la historia cristiana:
- La enseñanza del Padrenuestro: Eleona o Gruta del Padrenuestro.
- El llanto sobre Jerusalén: Dominus Flevit.
- La aclamación en su entrada a la Ciudad Santa a lomos de un pollino: Santuario de Betfagé.
- La oración en el huerto de Getsemaní seguida del prendimiento: Basílica, Huerto de los Olivos y Gruta de Getsemaní.
- La ascensión al cielo, acaecida en la cima del Monte: Edículo de la Ascensión.
Para la oración:
Desde la Pastoral Universitaria queremos preparar este viaje muy especialmente desde la vertiente espiritual. Por eso te invitamos a reflexionar y a orar el texto de Lc 11, 1 -4, en el que Jesús enseña a sus discípulos a orar, les enseña el Padre Nuestro. Esa oración que estamos acostumbrados a rezar todos los días en misa. ¿Alguna vez te ha parado a pensar en todas y cada una de las cosas que dice esta oración? Imagina que estás en ese Monte de los Olivos con Jesús y medita cada frase del Padre Nuestro, ¿realmente vivimos cuanto rezamos?
Lc 11, 1 -4: Un día Jesús estaba orando y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».