Tierra Santa | Monte Sión

¡Se acabó el plazo para inscribirse a Tierra Santa! Y con el plazo finalizado, nos complace anunciaros que todas las plazas han sido cubiertas. ¿Qué pasa a continuación? Pues por ahora, puedes respirar con tranquilidad porque hasta el viernes 13 de abril no tienes que realizar el segundo ingreso de 600€.

Por eso, este es el momento para comenzar a profundizar verdaderamente en nuestro itinerario de Tierra Santa. Estas últimas semanas os comenzábamos hablando de los dos primeros lugares que veremos en Jerusalén: el Monte de los Olivos, Getsemaní y la Basílica de la Agonía. Hoy queremos continuar con un lugar igual de especial: el Monte Sión.

PARA LA ORACIÓN:

En el Monte Sión encontramos el Cenáculo, el lugar en el que Jesús cenó con sus discípulos antes de ser apresado y juzgado. Allí, tomó el pan y el vino y lo compartió con sus discípulo. ¿A qué te recuerda eso? Sí, al momento de la consagración en nuestras celebraciones eucarísticas. Por eso, hoy te invitamos a reflexionar con este texto y a preguntarte “¿cómo vivo yo la liturgia, la Eucaristía? ¿Creo verdaderamente que ahí está Jesús, que ese es su cuerpo y su sangre?”

Mateo 26, 26 – 30 : Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.» Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. 

MONTE SIÓN:

La colina se sitúa al lado del barrio armenio, justo fuera de las murallas de la ciudad tras cruzar la Puerta de Sion. Esta puerta fue construida durante la época del Sultán Suleimán el Magnífico en el siglo XVI. En árabe toma el nombre de Bab al-nabi Daoud debido a su proximidad a la tumba del rey David.

El Monte Sion ya se menciona en la Torá, y durante siglos ha sido un símbolo de la tierra prometida. De aquí es de donde proviene la palabra sionismo (un movimiento que busca el restablecimiento y protección de una nación judía en la tierra de Israel). El monte guarda uno de los lugares más sagrados para los judíos: la tumba del rey David.

El complejo tiene tres estancias, con la entrada sirviendo como sinagoga. Aquí es donde, de acuerdo a la tradición cristiana, Jesús lavó los pies a sus discípulos durante la Última Cena.

La tumba, que actualmente se encuentra vacía, conmemora el lugar donde fue enterrado el rey David y es uno de los lugares de peregrinaje más sagrados tras el Muro Occidental.

Justo fuera de la tumba se encuentra la estatua del rey David tocando el harpa. La estatua ha sido un símbolo muy controvertido durante años, ya que los ortodoxos judíos creen que las estatuas e iconos no deberían ser venerados, y no están de acuerdo con que la estatua se sitúe tan cerca de un lugar sagrado. La estatua ha sido vandalizada en numerosas ocasiones, lanzándole tinta negra e incluso rompiéndole la nariz.

El segundo lugar de interés en el Monte Sion es el Cenáculo, o la sala de la Última Cena. De acuerdo al cristianismo,  esta es la planta alta donde Jesús y sus discípulos realizaron la Cena de Pascua (la Última Cena), en la que se basan los ritos de la eucaristía. El nombre de la sala, Cenáculo, viene de la palabra latina para comedor.

De acuerdo a los Evangelios, durante Pentecostés, siete semanas tras la Resurrección, los discípulos se reunieron. Sentados en este Cenáculo, fueron inspirados por el Espíritu Santo “y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse” (Hechos, 2:4), y desde entonces expandieron la fe cristiana entre todas las naciones.

La sala de la Última Cena era parte de la Iglesia de Sion del 390 d.C, así como la iglesia construida sobre sus ruinas por los cruzados en el siglo XII. La sala en su forma actual fue construida en el siglo XIV y preserva elementos arquitectónicos y esculturales del período de las cruzadas.

Durante el dominio otomano, la sala se convirtió en una mezquita. En el muro sur se construyó un nicho para el rezo (mihrab) dedicado al rey David.

El último punto destacado en el Monte Sion es la Abadía de la Dormición. Esta iglesia  y abadía católica está dirigida por la orden benedictina y fue terminada en 1910. Conmemora el lugar la dormición de la Virgen María (la ascensión a los cielos sin pasar por la muerte).

Tanto el interior como el exterior son increíblemente sorprendentes y merecen una visita. La abadía fue, con diferencia, la iglesia más bonita que vi durante mi visita a Jerusalén tras la Iglesia del Santo Sepulcro.

(información y fotografías extraídas de: Arwtravels)