Santo Tomás: Maestro de la Verdad
El pasado sábado los católicos celebramos a Santo Tomás de Aquino. También los universitarios, aunque como era sábado a lo mejor nos hemos acordado poco de él. Pero no hay que preocuparse. Recuerda: HOY miércoles 1 celebraremos junto a nuestro Arzobispo la fiesta de tan gran santo. Será en la Catedral (más concretamente en la Capilla de la Comunión) a las 20:30. Entraremos por la puerta de Azabacherías. Es decir, que nuestro encuentro semanal en la Capilla Universitaria se traslada por un día al corazón de nuestra Diócesis. ¡No te despistes!
Lo cierto es que el de Aquino es un hombre cuanto menos digno de recordar un día al año. En el medio del conflicto entre fe y razón, Tomás apostó por las dos. Son dos caminos que sirven para llegar a la Verdad. Su Summa Theologica le ocupó la mayor parte de su corta vida (1225-1274) e incluso así quedó inacabada. Este enorme texto es solo una parte de la obra de Santo Tomás. Razón y razón, argumentación sesuda y filosofía parda. Ríos de tinta para explicar a Dios.
Y de poco le sirvió tanta tinta. En la homilía de Santo Tomás del año pasado, el prior de Sobrado dos Monxes recordó esto: Tomás enfermó y tuvo una experiencia de Dios. Desmontó su obra, derribó el castillo de tinta. Ya tenía a Dios delante y no había nada que explicar. ¿La fe superando a la razón?
Hoy no se sabe si vivimos en la época de la fe o en la de la razón, en la de la creencia o en la del escepticismo. Yo diría que vivimos en un mundo absolutamente de creencias y experiencias, en el que la capacidad de confiar (creer es confiar) de los jóvenes es enorme y que lo que vemos nosotros mismos, como le pasó a Tomás, causa en nosotros mucho más efecto que el edificio de la razón.
Esto no nos debe hacer olvidar que Santo Tomás hizo caminar juntas a la fe y a la razón. Y es que él defendió que Dios, que es inabarcable por nuestro pensamiento y nuestras categorías, puede ser pensado buscando las semejanzas con las cosas del mundo. Esto es, podemos decir que Dios es roca, castillo o padre no en un sentido literal, sino alegórico y en acto puro y perfecto. No es que Dios sea roca o castillo porque es fuerte y poderoso, sino porque Dios es la esencia de fortaleza y la esencia de poder y lo que nosotros consideramos fuerte no es si no una pequeña sombra de lo que verdaderamente es Dios.
La razón busca hacer dialogar el mundo con el Misterio y esto lo encarnó Santo Tomás de Aquino. San Anselmo definió así el objeto de la Teología, fides quaerens intellectum (‘la fe en búsqueda del saber’).