“Dejaos habitar por Dios”

Con estas palabras nuestro Arzobispo emérito nos animaba a vivir la navidad, dejando que Jesús anide en nuestros corazones.

Fue una tarde llena de espiritualidad, compañerismo y canciones.

La celebración comenzó con una emotiva misa presidida por el Arzobispo emérito Don Julián Barrio Barrio. Su presencia y sus palabras inspiradoras nos recordaron el verdadero significado de la Navidad: el amor, la paz y la importancia de dejarnos habitar por Dios.

Después de la misa, nos dirigimos a la Casa de Ejercicios, donde las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, nos acogieron con una calidez excepcional. El ambiente acogedor y la decoración festiva nos sumergieron de inmediato en el espíritu navideño. Nos sentimos como en casa, rodeados de amigos y compañeros que comparten la misma fe y valores.

En resumen, os deseamos a todos una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Que esta temporada esté llena de amor, paz y momentos significativos con sus seres queridos.

Recuperando tradiciones, Misa en Honor a la Virgen de la O

En un esfuerzo por mantener viva la rica tradición cultural y espiritual, la comunidad benedictina y un apasionado grupo de jóvenes universitarios, se unen para organizar una emotiva misa en honor a la Virgen de la O.

La ceremonia se llevará a cabo el próximo lunes 8 de diciembre en el Real Monasterio de San Pelayo de Antealtares a las 19:30h con vísperas a las 18:55h.

La Virgen de la O, una figura venerada:

La Virgen de la O, también conocida como la “Expectación del Parto” o “Virgen del Adviento”, es una figura venerada en la tradición cristiana. Su advocación está ligada a la esperanza y la expectación del nacimiento de Jesús, simbolizando la anticipación de la llegada del Salvador.

La presencia de esta advocación en la iglesia de San Pelayo se debe a la existencia de un cofradía gremial de sastres compostelanos, que la tenían por titular. La Virgen se nos presenta embarazada y la fiesta litúrgica como “de la Expectación del parto de Nuestra Señora” fue instituida en el X Concilio de Toledo en el S. VIII.